Reflexión del Evangelio de Juan 15, 26-16, 4.

Reflexión del Evangelio de Juan 15, 26-16, 4.

VI Semana del Tiempo Pascual Ciclo C

Pbro. Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz

Queridos hermanos, Jesús después de haber advertido a sus discípulos del odio y las persecuciones del mundo, intenta tranquilizar ofreciendo su fiel testimonio, ante las duras pruebas que sufrirán por parte de los tribunales de este mundo. Los discípulos no están solos, ni abandonados, el Espíritu de la verdad que Él mismo les enviará desde el Padre.

El discípulo consolida la opción de vida y está invitado a ser partícipe de la fe y cumplir la misión gracias al testimonio de vida. San Juan es más explícito en su descripción de persecución. «Los expulsarán de las sinagogas. Incluso más, llegará un tiempo en que mate pensará que está dando culto a Dios» (Jn 16, 2). Ante las irregularidades que actualmente vive la Iglesia ante amenazas, hostigamiento y persecución, parecen ser actuales estas palabras, donde Jesús predice a sus discípulos, los sufrimiento que revelan la verdad de los acontecimientos que vivirán.

Hay que ser valiente para hablar con la Verdad, y ay de quien se siente aludido por la Palabra de Dios. Los discípulos y elegidos deben ser custodios y testigos de la realidad divina de Cristo, advertidos ante la incomprensión y hostilidad con que serán perseguidos por el mundo. «Y eso lo harán porque no conocen al Padre ni a mí» (Jn 16, 3).

Los enemigos de la Iglesia pueden pensar que están de parte del justo y tener también a Dios de su parte; pero se equivocan, porque sus acciones dicen lo contrario, no han visto la verdad, la luz del Padre, reflejada en la persona de Jesús, y no han conocido el verdadero rostro del Padre.

La Iglesia vive momentos difíciles, nuestro ánimo no se acobarda, seguimos anunciando la verdad desde el Evangelio de Jesucristo, la Palabra de Dios golpea, entonces los discípulo serán incomprendidos, expulsado e incluso hasta le pueden quitar la vida. El cristiano está invitado a ser testigo pleno de la Verdad, «esto se lo digo para que, cuando llegue a suceder, se acuerden que ya se los había dicho» Dios nos ayude, para seguir anunciando el Evangelio de salvación.

¡Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación! Amén.

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