Reflexión del Santo Evangelio de San Juan 16, 5-11.

Martes 24 de mayo de 2022.

Reflexión del Evangelio de San Juan 16, 5-11.

VI Semana de Pascua. Ciclo C

Sem. José Bismar Villagra Barrera

Egresado de Teología

Si me voy os enviaré al Paráclito

Jesús continúa hablando sobre su regreso al Padre, y la venida del Espíritu Santo. Aunque las escrituras señalan todo lo que el Hijo del Hombre debía padecer, Jesús sabe que la tristeza los invade y busca consolarlos y darles esperanza.

El Calendario litúrgico nos acerca a la fiesta de Pentecostés, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre los textos en los que Jesús habla de la venida del Espíritu Santo. Hoy vemos a los discípulos tristes cuando Jesús habla de irse, y por eso Él los consuela.

Es muy comprensible la tristeza de los discípulos, nunca es fácil separarse de las personas que amamos, sin embargo, Jesús habla de su partida como “necesaria”, es decir, nos recuerda que todo tiene un ciclo, un tiempo y un propósito. Para poder avanzar es necesario dejar atrás algunas cosas, porque vienen otras más adelante.

La tristeza de la que Jesús habla a sus discípulos les llena el corazón. Una tristeza que parece que no está referida solamente a la marcha de Jesús sino a lo que les acaba de decir en los versículos anteriores, que hemos leído en el texto de ayer. Les van a excluir, perseguir… matar, a veces en nombre de Dios. Es exactamente lo que está ocurriendo con él, que morirá al día siguiente como maldito de Dios. Sus discípulos no pueden esperar que la predicación del mensaje sea un camino de rosas, y ya lo hemos constatado en la primera lectura de hoy.

Pero Jesús insiste en que es bueno para los discípulos que Él se vaya pues va a enviarles el Paráclito. Su Espíritu presente en ellos, que les permitirá trascender la realidad para descubrir, asumir, y disfrutar la verdad más honda: en el fracaso y la muerte de la que van a ser testigos se va a mostrar la victoria de Dios en su Hijo resucitado, exaltado, glorificado.

En el fondo, les está haciendo una propuesta increíble: van salir ganando; ya no me volverán ver, no estaré a su lado como hasta ahora, pero estaré presente “en” ustedes a través de mi Espíritu. Sin duda, desconcertante y difícil para los discípulos en aquel momento, ¿y para nosotros hoy? Cada uno podemos preguntarnos en qué y cómo cambiaría nuestra vida si la viviéramos conscientes de que Dios la habita en nosotros.

En Cristo,

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