ReflexiónEvangelio del día (26-10-2022)

«Señor, ¿serán pocos los que se salven?» (Lc 13, 22)

Alicia en el país de las maravillas es una novela infantil de Lewis Carroll, publicada en 1865. La historia cuenta cómo una niña llamada Alicia cae por un agujero, encontrándose en un mundo peculiar y extraño, poblado por humanos y criaturas antropomórficas y muy a menudo la niña cambia su estatura por ciertas cosas que come hasta volverse miniatura. Quizá seamos los adultos los que necesitemos encogernos, y conscientemente, si queremos pasar por la “puerta estrecha”: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. En realidad nuestras almas se han vuelto demasiado obesas al alimentarse del “mundo” el pecado , la envía y la avaricia nos corroen, tal vez debamos ayunar un poco para estar a la medida de la puerta de entrada al Reino de los cielos.
Para que nuestras almas alcancen el tamaño basta con ser fieles a Dios en esta vida. San Pablo nos sugiere cosas sencillas que se logran fácilmente con la oración y la fidelidad a Dios: honrar a los padres, ser un buen ejemplo para los hijos, cumplir los deberes con empeño, hacer el bien, respetarse mutuamente, temer al Señor. “El principio de la asabiduría es el btemor de Yahve” (Prov 1, 7). En otras palabras, cuida los Mandamientos, y el Reino de los cielos será tuyo.

Pbro. David Flores Espinoza

Reflexión del Evangelio del día Jn 13, 10-17

Reflexión del Evangelio del día Jn 13, 10-17. XXX Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.

El Evangelio de este día, vemos a Jesús en la sinagoga realizando un milagro, concretamente una mujer que llevaba más de 18 años encorvada. El bien que Jesús había hecho en la mujer, surge el escándalo por parte de los judíos, por no haber cumplido la observancia del sábado.

Apropósito de este evangelio, me gustaría reflexionar tres puntos:

Crédito imagen: MCC, Diócesis de Cartagena.

El primero, el sentido del sábado para los judíos, según el libro del Génesis, Dios después de haber hecho toda la creación descansó el día séptimo, es decir el sábado, cfr. Gen 2, 2–3.  También, el libro del éxodo el Dios en el monte Sinaí  le dice a Moisés, recuerda el día sábado es para santificarlo, durante seis días trabajarás, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado el Señor Dios. Cfr.  Ex 20, 8, Ex 31, 12–13, 16.

El sábado es un día sagrado para los judíos, pero no una norma caprichosa sino está al servicio de la vida para quien ama a Dios.

Segundo, Dios dirige su mirada a esta mujer enferma, una obra de caridad y misericordia, imagínate más de 18 años con esta enfermedad, encorvada donde no ha podido contemplar el ambiente en el que vive, hasta que llegó el momento que Jesús al vela le dice: «Mujer quedas libre de tu enfermedad» realmente esto era digno de alabar a Dios, sin embargo, entre los suyos surge inconformidad, para Jesús era necesario liberar a esta mujer de una atadura que había durado acompañado años, ¿no era bueno desatarle de esa atadura, aun en día sábado?

Tercero, el amor de Dios no tiene límites. Es increíble como el amor de Dios es tan grande en la que no existe límite, ni condiciones; Él actúa en favor del necesitado. La mujer curada, glorifica a Dios, y aquí el sentido del amor de Dios, Jesús no transgrede la ley sino que le darle cumplimiento, Dios que quiere el bien del hombre, por eso Jesús afirma en otro pasaje: «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado» (Mc 2, 27).

El culto verdadero a Dios está en amar a los hermanos, Dios nos conceda dirigir nuestra mirada al prójimo, al pobre, al indefenso y el humilde. Que podamos a mar al mismo Cristo en el hermano más necesitado.

Reflexión del Evangelio de Lucas 11, 29-32.

Reflexión del Evangelio de Lucas 11, 29-32. Lunes XXVIII Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón R.       Crédito foto. Padre Lucas de Paula A. CM

Queridos hermanos, en este día reflexionaré con ustedes tres condiciones para comprender mejor  el evangelio: el profeta elegido por Dios, la salvación del que suplica misericordia y la fe para entender y comprender los signos de Dios.

El profeta elegido por Dios. Dios ha elegido a los profetas para anunciar la salvación y denunciar las injusticias en la que se amplía el mensaje de salvación a todos los corazones. Cuyo objetivo es anunciar, que Cristo está en los que llevan su Palabra, que ha de ser escuchada y llevada a la práctica por sus oyentes.

La salvación del que suplica misericordia. Dios concede misericordia a los contritos  y humildes de corazón, cfr. Salmo 51, 17. Fue por medio del Profeta Jonás, que Dios manifestó a los Ninivitas su arrepentimiento genuino. A pesar de ser paganos, reconocieron al Dios de Israel, como Aquel que estaba por encima de todos los dioses. Se arrepintieron, cambiaron de conducta, ayunaron con la esperanza que Dios los perdonará y que revertiera la sentencia de muerte.

La fe. La fe es el signo que le vamos a pedir a Dios que nos dé en este día, para creer en su Palabra. Todo lo que Dios ha hecho en nuestra vida son signos de su amor, los milagros y signos de Jesús suponen una actitud de fe, porque es solo desde ella como el creyente puede descubrir y entender la vida divina.

Jesús utiliza la palabra “perversa”,  refiriéndose a aquellas personas, que jamás han descubierto la acción divina en Jesús, en sus palabras y signos porque están llenos de sí mismo y no han dejado el mínimo espacio para Dios.

Que Dios nos conceda la gracia de ver sus signos, y podamos participar de su vida divina, sobre todo le pedimos nos de la conversión de nuestro corazón. ¡Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación!

Reflexión del Evangelio de San Lucas, 11, 27-28.

Sábado XXVII Semana del tiempo Ordinario. Ciclo C.

Reflexión del Evangelio de San Lucas, 11, 27-28.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.

Carísimos hermanos, una vez más nos encontramos para meditar juntos el evangelio de este día, Dios siempre hace nueva todas las cosas. Imagínate de lo ordinario de la vida cotidiana, Jesús realizó grande prodigios extraordinario en su vida pública: milagros, curaciones, expulsión de demonio, signos y prodigios; esto trae admiración de parte del pueblo.

Hoy en su evangelio, vemos una mujer entre la multitud que se dirige a Jesús, y esta le dice: «Dichoso la mujer que te llevó en su seno y los pechos que te amamantaron» (v. 27). Que impresionante estas palabras dirigidas a Jesús, pero, qué fue lo llamó más la atención, nos ha impresionado la vida de Jesús, Él ha venido a nuestra vida a darnos la salvación, el perdón, su misericordia, su Palabra se hizo carne y acampó en la Virgen María.  El sí de la Virgen María, la hizo dichosa por haber sido la primera en haber escuchado la Palabra, adhiriéndose a ella, la voluntad del Padre.

María, tenía conocimiento de su dicha, pues en otro pasaje de la escritura nos dice: «Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones» (Lc 1,48) Y fue ella, quien perseveró con fidelidad en medios de las dificultades. También, el Señor nos invita a nosotros a escuchar su Palabra, «Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc, 11, 28). Jesús insiste en la dicha de la escucha de la Palabra, y por consiguiente ponerla en práctica.

La Palabra de Dios, se escucha, se vive y se pone en práctica dando testimonio del mansaje de salvación, como María, la madre de Jesús, haciendo la voluntad del Padre, «Señor, hágase en mí según tu Palabra» (Lc 1, 38). La Virgen María, fue colaboradora en el plan de salvación,  fue por medio de la Santísima Virgen María, que nos vino la salvación al mundo su Hijo Jesús, será por ella, que nosotros alcancemos la santidad. ¡Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación! Que así sea.

VIERNES DE LA VIGESIMOSEXTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Memoria de San Gerónimo
Reflexión del Evangelio del día

Evangelio de San Lucas 10,13-16
¿Por qué habla Jesús con tanta dureza de Corozaín, de Betsaida, de Cafarnaún? ¿Qué quiere
decir Jesús? La condena de estas tres ciudades ha de ser entendida en diferentes ámbitos.
Jesús subraya, en primer lugar, que estas ciudades no han escuchado la Palabra que él ha
predicado, o sea, la gracia del Evangelio, la invitación a la conversión que él ha traído. En
segundo lugar, Jesús pone de relieve, trágicamente, que los suyos le han abandonado. Quizás
advierte la hostilidad del pueblo. Las antiguas ciudades paganas de Tiro y Sidón tendrán un
juicio menos severo que el pueblo de Israel. Por último, en un tercer ámbito, Jesús prevé
también que el Evangelio superará las fronteras de Galilea, que llegará a los gentiles, mientras
que -por desgracia- las ciudades que fueron las primeras en recibir su mensaje se quedarán
encerradas en un judaísmo anticristiano.

El texto se convierte en un aviso no sólo para todo el pueblo de Israel, sino también para
todas aquellas personas que se excluyen de la gracia del Señor y caen en la hipocresía y en
la resistencia puestas de manifiesto por los «ayes». Puede decirse que Jesús pretende censurar
el único gran pecado, el imperdonable, ése contra el Espíritu Santo: cerrar los ojos a la
manifestación de la gracia, a la oferta de perdón. Ése es el gran riesgo que corre la misión
cristiana. Jesús lo ha dicho con claridad: «Quien os escucha a vosotros a mí me escucha;
quien os rechaza a vosotros a mí me rechaza».

Pidámosle al Señor que no seamos sordos a su voz, que abra nuestra mente y nuestro corazón
para acoger su palabra y para extender el evangelio a los demás, mediante la fe, la esperanza
y la caridad, y así cumplir la voluntad del Padre.