San Pancracio, mártir, según la tradición, murió en Roma en plena adolescencia (14 años) por su fe en Cristo, siendo sepultado en la vía Aurelia, a dos miliarios de la Urbe. Era soldado del emperador Deocleciano, de acuerdo con informes del Papa San Dámaso. Luego reconvertirse al Dios verdadero dejó el ejército, arrojando las armas y el uniforme, contento de su triunfo confesando a Cristo con su testimonio de vida.
Es uno de los tantos mártires-niños de la Iglesia. San Pancracio, romano, se convierte al cristianismo, razón por la cual termina en la red de la persecución de Diocleciano. Rehúsa renegar a Cristo y es condenado a la decapitación en el año 304. Es patrono de los jóvenes de la Acción Católica.
Sus restos mortales fueron sepultados en el cementerio de Domitila, en Roma.