Homilía Mons. Carlos Enrique Herrera.- Jueves 12 de Mayo 2022

Homilía Mons. Carlos Herrera Obispo de la Diócesis de Jinotega

Catedral San Juan Bautista-Jinotega

Jueves 12 de mayo, 2022

Meditemos en este tercer día dedicado a la Virgen de Fátima sobre María bajo la advocación: “Madre de la Santa Esperanza”. Fundamentada en la esperanza de los tres pastorcitos quiénes aún en contra de sus padres, de las autoridades, de los vecinos y de toda una sociedad, se mantuvieron confiando en que la madre no los iba a abandonar. Confiar en las palabras de ella de ser instrumento de oración y de intercesión. Aquellos tres niños son ejemplo de esperanza. ¿Quién les comunicaba a ellos esa esperanza? La misma Virgen. Su mirada, su amor y su ternura se las transmitían. El Concilio Vaticano II, en la conclusión de la constitución dogmática “Lumen Gentium”, confirma que la Santísima Virgen en esta tierra hasta que llegue el día de la segunda venida del Señor, precede con su luz al pueblo peregrinante de Dios, como signo de esperanza segura y de consuelo. La Virgen nos acompaña en el peregrinar. La Iglesia considera la función de la Virgen en la historia de la salvación y la llama “Madre de la Esperanza”. Ella es para el mundo esperanza y aurora de salvación, alegrándonos desde su nacimiento. Porque a través de su vientre viene la salvación del mundo. En su maternidad brilla la esperanza para los fieles.Obispo Carlos Herrera: “No existen condiciones y garantías para unas  elecciones en Nicaragua”

Ella se aparece en medio de los momentos más difíciles. Las veces que ha bajado del cielo, lo ha hecho en medio de la desesperanza, de la guerra, del dolor, y es la estrella que nos va guiando y fortaleciendo.

Esperanza en especial en la pasión de Cristo. Mientras los apóstoles se apartan de Jesús cuando iba a ser condenado, ella se mantiene ahí al pie de la cruz y espera ese momento, con la certeza de saber que es su hijo y que no va a perecer y comparte con su hijo el vencimiento de la muerte y el pecado. Nosotros debemos pedirle a María que nos acompañe, hasta el final.

Ella se ha convertido en esperanza de los creyentes, es aliento, consuelo y fortaleza de quiénes acuden a ella. Los niños le preguntaron: y nosotros vamos al cielo? Ella les dijo sí. Pero para eso hay que caminar por pruebas y dificultades sabiendo que la roca es Cristo, pero confiados en que ella es la estrella que nos conduce a él. Como en Caná: “hagan lo que se les diga”, ese es el mensaje que nos manda ella.

Entonces nuestra devoción a la Virgen no es ni debe ser una devoción superficial o tradicional. Es convicción de que es nuestra madre y que ella no nos va a abandonar. Es la madre de Cristo, el hombre que ha vencido el mal.

¿Cuál fue el objetivo de la aparición de Fátima? Levantar la fe de un pueblo materializado en medio de la guerra. Ella llega e ilumina a los pocos que creían y a los que no. Y se ha aparecido en otros pueblos para venir a despertar nuestra esperanza.

 ¿Cuántos hoy por crisis sentimental, económica y social se quieren quitar la vida?  La esperanza es lo que nos hace creer que vamos a salir de ahí. Ella sufrió persecución, fue migrante con su hijo. Y creyó, confió y esperó. Creyó en la palabra de su bienaventuranza. Supo responder a la voluntad de Dios.

Esperanza es el mantenernos fieles a las verdades, a no negociar nuestra fe con nada ni con nadie. Mantengámonos en la esperanza y en la enseñanza de la Virgen, en sus virtudes como decíamos ayer. No tengamos miedo. No estamos solos. María es y debe ser siempre la madre de nuestra esperanza.

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