Reflexión del Evangelio de San Juan 15, 18- 21.

Reflexión del Evangelio de San Juan 15, 18- 21.  V Semana del Tiempo Ordinario.       Ciclo C.

Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz

Queridos hermanos, en el Evangelio de este día Jesús confronta el mundo con los seguidores de Cristo. Jesús hace una advertencia para los discípulos sobre el rechazo y el odio del mundo «Si el mundo los odia, sepan que primero me odió a mi» La presencia del mal siempre ha estado presente en el mundo, el resentimiento, la venganza y el odio han sido los patrones ante la adversidad y las acechanzas del demonio, debemos estar alerta, ya que el demonio anda como león rugiente buscando a quien devora cfr. 1 Pe 5, 8, confiemos en Dios para vencer el mal a fuerza de bien.

El odio del mundo hacia el cristiano es consecuencia lógica de una opción de vida, hablar la verdad, quien es seguidor del Evangelio no pertenece al mundo, y por tanto, este no puede aceptar a quien se opone a los principios cristianos. El cristiano en virtud de su opción de vida en favor de Cristo es considerados extraños y enemigos.

La gracia de Dios nos alcanza, y más para quien es elegido de Dios, «yo los elegí sacándolos del mundo, por eso el mundo los odia» (Jn 15, 18). Como cristiano nadie puede callar las acciones perversas realizadas en este mundo, todo lo que procede del mal debe ser rechazado contra el malvado, y saber decir la verdad al malvado, y cuando este se siente aludido, actúa con venganza y odio. Por eso, muchos el cristianos son rechazados y odiados por su fe.

Jesús es claro en el Evangelio, también a ustedes los perseguirán: «recuerden, un sirviente no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán» esto no debe desanimar nuestro camino discipular en el camino de la fe, más bien confiar en la infinita misericordia de Dios. Jesús fue rechazo, perseguido y odiado, también lo serán los discípulos.

Dios nos conceda las fuerzas, para hacer frente al mal. El perdón de los enemigos supera las fuerzas humanas, perdonar es de valientes. El humildes reconoce que el amor es más fuerte que el odio.

¡Para bien de las almas y nuestra propia salvación! Así sea.

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