Reflexión del Evangelio del día, Mt 14, 13-21. XVIII Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.
Por el Pbro. Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz. Pastoral de Medios de Comunicación de la Diócesis e Jinotega.
La empatía de Jesús, su corazón se conmueve y le dio lástima.
Queridos hermanos en Cristo, una vez más Jesús viene a nuestra vida, su ejemplo de vida motivó a los suyos a seguirle. En el mundo en el que vivimos existen muchas necesidades que marcan la vida de cada persona, «Jesús tiene compasión ante el dolor ajeno, al desembarcar vio Jesús al gentío, y le dio lástima y curó a los enfermos». La empatía de Jesús, suele ser una de las expresiones que pocos tenemos, su corazón se conmueve y experimenta lástima.
La capacidad que tenemos para ponernos en el lugar de otra persona y entender mejor sus acciones y sus comportamientos. ¿Por qué la gente seguía a Jesús? A Él le seguían por muchas razones: sanaba a enfermos, mostró el amor verdadero a los suyos, enseñaba con su palabra y obras, por medio de sus acciones y prodigios se conmovía ante el dolor humano.
Jesús tiene la capacidad de comprender al ser humano, nuestras acciones deben ir más allá de la comodidad, Jesús encuentra razón para ayudar al ser humano, les da de comer, la necesidad no se limita a la carencia de las cosas, sino no la forma como luchamos para obtener en abundancia y distribuir a la gente.
En la vida siempre tenemos imprevistos, cada cosa que Dios nos permite en nuestra vida, suelen darnos su propia enseñanza, ayudar a una persona. Jesús después de la muerte de Juan el Bautista se dirigió a un lugar apartado, desea estar solos, sin embargo hay otros que necesitan de su ayudar. Jesús por medio de su Evangelio, nos invita a ser disponible con las demás personas, el otro, tu rehén (prójimo).
Jesús nos enseña de las miles maneras, aprendamos de Él, cual es nuestra actitud ante los demás, Él realiza la multiplicación de los panes y los pescados, si pensamos humanamente esto es una locura, algo imposible solo quienes tuvieron la oportunidad de conocer a Jesús, pueden saber lo que significó este privilegio de Dios, lógicamente por encima de todo debe estar fe para creer en los milagros y prodigios.
“El Señor nos invita a que seamos nosotros, sus seguidores, quienes alimentemos a nuestros semejantes, con la Palabra que procede de Dios, no solo que cubramos las necesidades de los más vulnerables, sino que, también, seamos portadores de la alegría del Evangelio”. ¡Para bien de la iglesia y nuestra propia salvación.