Reflexión del Evangelio de Juan 1, 19-28.

Reflexión del Evangelio de Juan 1, 19-28.

Por el Padre. Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz. Pastoral de Medios de Comunicación Diócesis de Jinotega-Nicaragua.

Queridos hermanos, feliz año nuevo a todos. El Evangelio de este día, leemos el testimonio de Juan el Bautista a cerca de Jesús, al que habíamos oído en el tiempo de adviento, «preparad el camino del Señor», ahora lo señala ya presente ante la alegría de su Nacimiento. «Aquel que es la Palabra, luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo» (Jn 1, 9) Juan el Bautista da testimonio de Jesús, «los enviados de las sectas de los fariseos le preguntan ¿Quién eres tú? Juan no es el Mesías, ni Elías, ni el profeta». «Juan es la voz que grita en el desierto: enderecen el camino del Señor».

También, nosotros podemos preguntar, ¿Quién es Jesús? He reconocido su grandeza, su salvación, su poder, sus prodigios, Dios ha hecho grandes cosas en nuestra vida, hay que identificar a Jesús en nuestra vida cristiana, personas que todavía se siguen preguntando qué será de nuestra vida este nuevo año, quien no reconoce la belleza, la grandeza y las bendiciones de Dios difícilmente ha conocido a Dios. Hay personas que cuestionan la existencia de Dios, cómo es posible que Dios permita el sufrimiento, tuve la oportunidad de platicar con un joven a inicio de este año 2023, y me decía: “Padre, Dios me ha castigado por esta enfermedad que vivo, cuando mi salud se agrava es una máquina que le permite vivir”.

Dios tiene que ser comprendido en lo incomprensible, lo único que le pude decir a este joven fue: la enfermedad puede ser un medio para alcanzar la santidad, aceptando la voluntad de Dios. Juan Bautista vino para ayudar al pueblo a que descubrir la presencia luminosa y consoladora de la Palabra de Dios. «Juan anuncia a Cristo: en medio de ustedes hay uno que ustedes no conocen», Dios Padre nos conceda conocer a su Hijo, Jesús, aceptando su voluntad a pesar de las dificultades, pues tenemos que esforzarnos para  confiar en Dios, en su bondad nos acepte y nos acoge.

Por último, Dios no quiso quedarse lejos de nosotros, su Palabra hecha carne se hizo presente en medio de nosotros, para darnos a todos la salvación. Dios saldrá a nuestro encuentro cada día en la vida ordinaria para darnos ánimo y sentido de vivir. ¡Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación!

 

 

 

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