III SEMANA DE PASCUA REFLEXIÓN AL EVANGELIO DEL DÍA SÁBADO 07 DE MAYO DE 2022

Como estamos en tiempo Pascual, la liturgia nos recuerda, cómo la fuerza del Resucitado impulsó a sus discípulos a comunicar su presencia. Lo hacían como lo hizo Jesús cuando estaba con ellos, curando, liberando, acercándose a las personas y llevándoles esperanza e ilusión a sus vidas, y decían que no lo hacían ellos sino en nombre y con la fuerza del Espíritu que Jesús les había comunicado. En nombre de Jesús.

En la lectura de hoy es Pedro, al que buscan y se acerca y con su actuación muchos descubren la buena noticia traída por Jesús: Dios quiere siempre el bien de las personas y ama a todos. Ante esta afirmación de Jesús, nos preguntamos junto al salmista. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Este interrogante del salmo es una invitación a vivir la vida dándonos cuenta de lo que hemos recibido y recibimos cada día, por parte de Dios. Cada día debemos prestar atención a todos los dones que Dios nos está concediendo, para vivir en actitud de agradecimiento. El agradecimiento debe convertirse en una actitud de alabanza.

San Juan recalca que el hablar de Jesus es duro. ¿Quién puede hacerle caso? Jesús no es insensible a la actitud de sus discípulos ante sus palabras. Más que duras, pues no eran insultantes, les resultaban novedosas e incomprensibles, de ahí la crítica y lo que murmuraban. La reacción de Jesús resulta de lo más interesante. No se defiende, sólo que reúne a los más cercanos. San Pedro, como siempre, es el que responde ante la pregunta provocadora de Jesús. ¿A quién vamos a ir? ¿Quién mejor que tú puede orientarnos en la vida? Tus palabras nos animan, pues son Espíritu que nos impulsa, y son vida que dan sentido a nuestra existencia.

Hoy, como entonces, nos resulta difícil de entender la Palabra de Jesús. Nos cuesta comprenderla cuando la escuchamos. Nos cuesta cumplirla, por eso muchas veces la olvidamos y no la escuchamos. Algunas son muy claras y sencillas. Otras son comprometidas, pero todas resultan una buena manera de dar sentido a nuestra vida, si las escuchamos con interés y sabiendo que nos las dirige, porque nos quiere y quiere nuestro bien.

Vivimos tiempos de mucha comunicación. Una comunicación que solemos oír, pero la mayoría de las veces no la escuchamos. Con la Palabra de Dios nos suele ocurrir lo mismo, la oímos; pero no la cuchamos. Las Palabras de Jesús, tenemos que escucharlas, pues con ellas vamos descubriendo a qué y a quién dio importancia Jesús en su vida. Debemos recobrar una actitud de escucha serena y tranquila de la Palabra de Dios. Ella orienta nuestra existencia, enseñándonos a vivir con una confianza grande en Dios como Padre-Madre que busca introducir en nuestro mundo un proyecto humanizador, para dar pasos hacía una humanidad más justa, digna y fraterna para todos.

Como reto de la Resurrección y con la fuerza del Espíritu, debemos recuperar a Jesús como el maestro espiritual y humano que puede dar sentido a nuestra existencia. Sus palabras son Espíritu y Vida. Si queremos vivir con esperanza, con amor, con ilusión y con sentido no busquemos mejor maestro para nuestra vida. Es siempre Jesús.

En Cristo,

José Bismar Villagra Barrera

Seminarista egresado de Teología

Publicado en Evangelio del Dia.

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