Homilia de nuestro obispo.- Domingo del buen pastor.- Domingo 8 de mayo de 2022

Celebrando este día la jornada mundial de las vocaciones y la imagen del Buen Pastor de una manera especial. El Buen Pastor se refiere a esta imagen antigua, en aquel tiempo los pastores era una figura buena, humilde y entregada a sus ovejas. Ahí Jesús toma esa figura para indicar que él es como ese pastor que cuida, se desvela y se entrega por sus ovejas. Para nosotros, ¿Cuál sería esa figura más cercana que nos cuida y se desvela por nosotros? Esa imagen debe ser siempre Jesús. En esta Semana Santa cuántas personas venían y meditaban ante el crucificado y el resucitado. Esa imagen del sacrificado por nosotros, pero vencedora de la muerte y el pecado.

La misión grande es que el señor envía a los apóstoles. A San pablo y a Bernabé y les dice: “Vayan para ser luz de los paganos”. Pablo toma ese texto y comprende que el Señor lo ha llamado a evangelizar ya que los judíos no querían escuchar y olvidaban la enseñanza de los profetas, así es que crece el número de los cristianos.

Es así pues como se van presentando los creyentes. Hoy también nos pone una palabra de aliento en la liturgia de Juan. Habla de la multitud de fieles, de aquellos que ya gozan de la iglesia celestial, los santos y los mártires. Los que han sido purificados por la sangre de Cristo, porque han amado al señor. Esos son los requisitos para llegar a esa iglesia triunfante, para eso debemos escuchar al Buen Pastor y obedecer los mandamientos. Él se acerca a nosotros para prepararnos en el camino, en la Eucaristía, para recordar este memorial transmitiéndonos la divinidad de su sacrificio.

Es importante que seamos misioneros y no quedarnos sentados, sino ir, salir, caminar, evangelizar y compartir. Primero en nuestros hogares. La evangelización comienza con la oración, la acción del Espíritu Santo y compartir los dones que Dios nos ha dado. La Evangelización es lo que cambia el futuro y aleja todo lo que nos aparta de Dios.

Cuántas veces queremos tirar la toalla, decimos que ya no aguantamos al vecino, al esposo, la esposa, la suegra, incluso los hijos. Pero el poder de Dios a través de la oración nos da la fuerza. Demos una palabra que permita que nuestros familiares, nuestros amigos, eleven el corazón al Señor. Muchas veces nos quejamos, pero no buscamos al Señor. Olvidamos la esperanza de que el futuro de la mano de Dios será mejor. Pero debemos estar unidos a él, para recibir su gracia y su perdón. Ser comprometidos y transmitir la riqueza y la obra que nos manda a anunciar. Como decían los apóstoles: “anunciamos lo que hemos visto, escuchado y experimentado”. No nos quedemos sordos, transmitamos cada experiencia de amor que Dios nos da.

Oremos por las vocaciones, estamos comprometidos como pueblo de Dios a orar por los sacerdotes y los seminaristas, religiosos y religiosas para que puedan seguir cultivando ese don.  Agradezco su apoyo, participación y acompañamiento a estos jóvenes en su preparación, tanto espiritual como en sus estudios también.

Oremos por el Papa, que está débil de salud y también por los que critican. Siempre que se diga la verdad, vendrán las críticas. Pero debemos permanecer unidos en el Señor. Mantenernos siempre bajo esa cabeza visible que es el papa, para ser siempre una iglesia unida.

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