Profeta Isaías

«¡Santo, santo, santo es el Señor! ¡Toda la tierra está llena de tu Gloria!».

Profeta de Dios, anunciando al pueblo de Israel que un día el Mesías salvaría a su pueblo y le traería la Paz y la Justicia para siempre.

¿Como se encontro con Dios?

Ví al Señor sentado en un trono grande y muy alto y sobre El, volaban serafines, que se gritaban el uno al otro: «¡Santo, santo, santo es el Señor! ¡Toda la tierra está llena de tu Gloria!».
Y entonces dije: «¡Ay de mí, voy a perecer¡ Soy un hombre con labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros. Estoy perdido, porque he visto con mis ojos a Dios, al Señor».
Entonces voló uno de los ángeles hacia mí, llevando en la mano un tizón que había tomado del altar con una tenaza. Me tocó con él la lengua, diciendo: «Tu culpa ha sido borrada, y te han sido perdonados tus pecados».
Y oí la voz de Dios que decía: «¿A quién enviaré? ¿Quién será mi mensajero?»
Yo dije: «Señor, yo quiero ser. ¡Envíame!

Entonces Dios me dijo: «Vete y dile a mi pueblo: ¡Oid pero no entendáis! ¡Ved, pero no conozcáis! Endurecerás los corazones de este pueblo. Haz sordos sus oídos y ciegos sus ojos, para que, viendo con sus ojos, no conozcan y, oyendo con sus oídos, nada entiendan. De otro modo podrían tomarse mis palabras en serio y quizá se salvarían».
Y yo le pregunté al Señor: «¿Hasta cuando, Señor?»
Dios me dijo: «Hasta que sus ciudades queden vacías, sin habitantes, y sus casas sin hombres, y hasta que los campos se conviertan en desierto. El Señor los llevará lejos de sus ciudades aunque quedará una pequeña semilla que será raza santa». (Isaías 6)

Vivió en Jerusalén y fue consejero y asesor de los reyes Jotam, Ajaz y Ezequías. Obedeciendo los mandatos de Dios, advirtió a los reyes del peligro que corrían si daban culto a dioses falsos, anunciándoles la destrucción de Israel y el Templo de Jerusalén.

Cuando el reino de Judá pasa a manos de Manasés un hombre impío y cruel, porque ha caído en la idolatría. El Señor, entonces, envía al profeta para llamarlo a adorar al único Dios verdadero y arrepentirse de sus pecados. muere según los evangelios apócrifos,  Manasés, hijo de Ezequías, subió al trono y lo condena a una muerte atroz: por esta razón el santo profeta es también venerado en muchos lugares como un mártir.

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