La primera parte de su vida, marcada por una fuerte fe, transcurre en un matrimonio feliz del cual nacen ocho hijos. Una de ellas, Catalina – que la seguirá a Roma – será también canonizada. Junto al marido adopta la Regla de los Terciarios franciscanos y funda un pequeño hospital. Guiada por un erudito religioso, estudia la Biblia y es tan apreciada por su pedagogía. Después de más de veinte años de matrimonio, el marido muere. Aquí comienza la segunda parte de su vida.
Brígida hace una elección decisiva: se despoja de sus bienes y va a vivir en el monasterio cisterciense de Alvastra. En el 1349 va a Roma para obtener el reconocimiento de su Orden intitulado al Santísimo Salvador y que ella quería que estuviese compuesto por monjas y religiosos.
Muere el 23 de julio de 1373 en Roma. Confía la Orden a la hija Catalina. Canonizada en el 1391 por Bonifacio IX, Santa Brígida es patrona de Suecia. En el 1999 fue declarada Compatrona de Europa por San Juan Pablo II.