Reflexión martes de la IV semana del tiempo Ordinario

Marcos presenta en un solo relato dos situaciones que a simple vista casi no tienen nada que ver entre ellas; sin embargo, están íntimamente conectadas en la actuación taumatúrgica (curación-sanación) de Jesús. Aspecto que el evangelista convierte en paradigma para nuestra atención o cuidado pastoral-espiritual de las personas. A Jesús le seguía mucha gente. La multitud le seguía porque escuchaban sus palabras, que eran palabras de vida y vida eterna.

Lo siguen personas de toda clase y condición. Hoy nos presenta Marcos a este personaje llamado Jairo, Jefe de la Sinagoga, tiene una hija enferma y quiere decírselo a Jesús, ¿cómo?: se acercó, se postró y lleno de fe le dijo, mi niña está en las últimas; “ven pon la mano sobre ella para que se cure y viva”. Jesús se marchó con él.

La intención del Evangelista Marcos era indicar que Jesús es el verdadero Mesías.Había entre la muchedumbre una mujer que sufría flujos de sangre hacía doce años, ningún médico le había curado. Oyó hablar de Jesús y se dijo, si logro tocar el manto de Jesús curaré; se acercó a él y le tocó el manto con gran fe y quedo curada; Jesús dijo ¿”quién me ha tocado”?, y al verla le dijo: “tu fe te ha curado, vete en paz y con salud”

Así le pasó al Jefe de la Sinagoga cuando le dijeron que no molestara más al Maestro, su hija había muerto, el Señor le dijo, “No temas; basta que tengas fe.”  Jairo ya tenía fe cuando pensó en ver a Jesús, pero ahora le aumentó al decirle Jesús que le bastaba tener fe, y así fue, la fe del padre curó a la niña.

Tal vez estás sufriendo ahora mismo, ardiendo de rabia hacia alguien que te ha herido, o incapaz de olvidar las viejas heridas, o te sientes un poco deprimido.

Habla con la mujer que ha estado enferma durante doce años. Escucha cómo te dice que toques la capa de Jesús. Imagínate haciendo eso. No es magia, sino un encuentro con Jesús y un pedido para que te ayude: tocar a Dios trae su propio poder sanador. Orar puede ser a menudo como tocar solo el doblez de la ropa de Jesús, pero es auténtico cuando, como la mujer, le dices “toda la verdad” a Jesús. Puede sorprenderte que “Jesús te hace libre” (Juan 8:32)

¿Nosotros tenemos fe y hacemos uso de ella en nuestra vida cuando surgen desgracias y problemas en nuestro caminar de cada ddía

En Cristo,

José Bismar Villagra Barrera

Seminarista

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