Pastoral de Medios de comunicación

Reflexión del Evangelio de San Marcos 12, 1-12

Lunes 05 de junio de 2023

IX Semana del tiempo Ordinario. Ciclo A.

Reflexión del Evangelio de San Marcos 12, 1-12

Por el Padre. Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.

Queridos hermanos, el Evangelio de este día nos presenta la parábola de los viñadores malvados, dejando claro el distanciamiento entre Jesús y los dirigentes de la viña, su forma de proceder es una de las peores decisiones, lo único que buscan es la ambición de poder.

Por eso Jesús es valiente, dedica el tiempo a sus enemigos, los viñadores malvados, y cuando tiene que decir la verdad la dice, y cuando tiene que enfrentarse se enfrenta, aun sabiendo que se juega la vida.

La viña simboliza el pueblo de Dios, y los viñadores son aquellos que la dirigen. Dios que es el dueño de la viña, y no se cansa, envía a siervos los profetas a pedir el fruto que espera de su viña: el amor, la misericordia, la compasión y la ternura. Los viñadores responden con violencia, a uno de sus siervos, «lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías» (Mc 12, 3). Igual con segundo y el tercero, rechazan y eliminan a los siervos enviados

Por último, sólo le quedaba su hijo querido, esta imagen del hijo del dueño de la viña es Jesús. La maldad de los viñadores se presta a ideas maquiavélicas, «El hombre se aleja del bien fácilmente por su egoísmo natural y sus propis inclinaciones» (Nicolás Maquiavelo)

Es increíble como el hombre inclinado al bien, por su naturaleza frágil se ve inmerso en la maldad, y toma las peores decisiones, adueñarse de la viña, «le reconocen este es heredero», y deciden no solo matarlo sino también borrarlo alejarlo de la viña, lo hemos escuchado en el texto «se apoderaron de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña» v. 9.

Dios intervine para salvar su viña, resucitó a su Hijo amado, y lo convierte en piedra angular del nuevo pueblo de Dios. «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular» (Sal 118, 22)

La Palabra que hemos escuchado debe ayudarnos a producir en nuestra vida muchos frutos, empezando en la familia, la Iglesia y la sociedad.

En la vida cristiana, tenemos que dar buenos frutos, siendo fieles al cuidado delicado de la viña del Señor, dar abundantes frutos, eso espera el Señor de nosotros.

Para bien de la Iglesia, y nuestra propia salvación. Que así sea.

 

 

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