Reflexión del Evangelio de San Juan 16, 29-33.

Lunes 22 de mayo de 2023.

Reflexión del Evangelio de San Juan 16, 29-33.

VII Semana de Pascua. Ciclo C.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.

Queridos hermanos, el Evangelio de este día, inicia con unas palabras que los discípulos dirigen a Jesús. «Ahora has hablado en un lenguaje claramente y no parábolas» (Jn 16, 29. Los discípulos pensaban que lo entendían todo, ellos captan esta luz revelada para aclarar sus problemas, pero una luz muy pequeña, “por eso creemos que has venido de Dios”.

Jesús es para nosotros la revelación de Dios como Padre. Y por medio de Él, Dios llega a nosotros y nos revela su amor que se manifiesta a todos los discípulos. Jesús es más concreto y les pregunta a los suyos: ¿De veras creen? Él conoce a sus discípulos,  sabe que les falta mucho para comprender el misterio de Dios.

Ellos, tienen que enfrentar la sorpresa inesperada de la pasión y la muerte de Jesús. «Miren viene la hora, más aun, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo» vv.31-32. Sin embargo, yo no estaré solo, el Padre está conmigo, esta es la fuente, la certeza de sentir la cercanía y la presencia de Dios en los momentos difíciles.

Jesús anima a sus discípulos en los momentos de difíciles a no desfallecer, «les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí, en el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he venido al mundo» v.33. Su sacrificio de amor, Jesús vence al mundo y a satanás, ninguna dificultad debe hacernos perder el valor, unidos a Él haremos participe de la victoria contra el mal en el mundo.

Hoy más que nunca, estamos llamados a participar de la lucha contra el mal, perdonar de corazón, nunca cansarnos ante las adversidades de la vida cotidiana, confiar en todo momento, ser perseverantes como lo hizo Santa Rita de Casia, su perdón, oración y humildad la llevó a alcanzar y conocer el amor de Jesucristo, que supo contemplar por medio del crucifijo. En efecto, la vida de esta santa, nos motiva  a pensar una cosa: Dios siempre vence el mal, gracias a la oración constante.

Para bien de la Iglesia, y nuestra propia salvación. Que así sea.

 

 

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