En este mundo individualista, en el que muchos de nuestros hermanos viven sólo para sí mismos, sin ver a los demás, Jesús nos recuerda que no estamos ni viajamos solos. Jesús vio a todas estas personas que necesitaban de alguien que los instruyera, que los ayudara a mejorar su vida, a descubrir y construir el Reino de los cielos, y dice la Escritura que: «Tuvo compasión de ellos».
Si la evangelización y la promoción social, a la que nos invita el Evangelio, no avanza como debiera, es porque a muchos de los cristianos nos falta «sentir compasión» de aquellos que no conocen la verdad del Evangelio, porque sólo pensamos en nosotros mismos, porque es suficiente que yo conozca a Jesús, me reúna con mis hermanos a orar y a dar gloria a Dios, sin pensar que, también nosotros, somos el medio para que otros lo conozcan y lo amen; porque si el Evangelio se separa de la caridad y del servicio, se convierte en una filosofía.
Debemos orar al Señor que envíe operarios a la mies. Sí, pero sería más importante, al menos en estos momentos de la historia, orar para que el Señor nos haga reconocer, en nosotros mismos, a estos operarios, para que el Señor verdaderamente mueva nuestro corazón a la compasión por los demás y al celo por el Evangelio.
En Cristo,
Diác. José Bismar Villagra