Homilía Mons Carlos Enrique Herrera 26 de Mayo 2022

Homilía Mons. Carlos Enrique Herrera

Catedral San Juan Bautista-Jinotega

26 de mayo,2022

Celebramos hoy jueves la Ascensión del Señor, el cual una vez ya cumpliendo su misión como lo ha dicho, tenía que volver al padre y les invita a sus discípulos a permanecer en oración para recibir el Espíritu Santo quien les acompañará en su misión. No solo aquellos primeros discípulos o apóstoles, sino también de generación en generación a todo lo que él ha llamado y ha consagrado y también a aquellos que creen en él, aquellos que han sido bautizados, que son discípulos también y misioneros, como ustedes aquí presentes. Así pues, que hoy al celebrar la ascensión del Señor tomemos esta oportunidad de renovarnos en la esperanza de la promesa del Señor que ha dicho: “Me voy, y alégrense porque me voy a construir una mansión para ustedes, me voy, pero no los dejo solos, el espíritu del Señor vendrá de mi padre y mi mismo, y les va a orientar, aconsejar, iluminar vuestro caminar cristiano”.

Entonces es importante que en este tiempo sentirnos como esos cristianos, con alegría y con gozo de que el Señor ha derramado ya en nosotros el Espíritu Santo. Esto también nos sirve como un examen de conciencia para preguntarnos que hemos hecho con esa presencia, con esa unción del Espíritu Santo que el Señor nos ha dado a través de los sacramentos, el bautismo y la confirmación.

Caminamos en la esperanza de sentirlo cerca, de que nos acompaña, de que está presente, tal vez ya no físicamente, pero si en nuestro interior de manera invisible bajo esa unción que nos acompaña y nos hace luchar y vencer las diferentes pruebas y tentaciones.

 Es importante meditar sobre eso, preguntarnos: ¿El Señor me acompaña?, ¿El Señor está vivo en mí?, ¿El Señor me va acompañando a través del Espíritu Santo?, ¿Invoco al Espíritu Santo?, ¿Siento su presencia? Eso es lo que nosotros debemos despertar en nosotros, como les decían aquellos ángeles a los apóstoles: “No nos quedemos solo viendo al cielo u olvidándonos del cielo”, esto pasa mucho en este tiempo. Es la tentación de apegarnos nada más a lo material, a lo técnico, a lo que es caduco y olvidamos lo eterno, nuestra vida interior, que ha sido ungida con la sangre de Cristo y por su espíritu, para que caminemos en medio de las tinieblas, en medio de las persecuciones, de las adversidades, para caminar hacia donde el Señor nos espera.

Esperanza significa que alguien nos espera, debemos promover esa esperanza en nosotros, saber que alguien nos espera. Cuando nosotros vamos a otro pueblo, a otro lugar sabemos que alguien nos espera y por eso vamos seguros, y más cuando es Jesús quien nos espera.

Tenemos que luchar, como esos migrantes que pasan por esa aventura incierta, pero sabe que algún pariente lo está esperando. Así debe ser para nosotros la fe, que pase lo que pase en este mundo nadie nos va a atrasar en el camino, vamos a ir pasando ríos de pruebas, de dificultades, enfermedades, ideologías y violencia. Debemos siempre caminar porque Cristo nos espera al final y eso es lo importante hermanos.

Tenemos que ir trabajando, Jesús ha dicho: “Vayan, sean mis testigos”. Jesús cumplió con su misión, pero nos encomendó a nosotros todos los bautizados que continuemos la misión de él, de evangelizar, ser testimonio de él, vencer la muerte, vencer el pecado, vencer todo aquello que es un obstáculo para que el reino de Dios crezca en nosotros y nos lleve a la plenitud de ese reino.

Que esta solemnidad nos haga despertar, tenemos que hacer el bien en este camino, tenemos que cumplir la misión de ser discípulos y misioneros por nuestro bautismo, por la confirmación. Jesús está presente en cada sacramento, en el sacrificio de la Eucaristía, en la palabra que escuchamos, en el consejo que nos dan algunas personas cuando vamos por mal camino, ahí está el Señor aconsejándonos, él siempre está presente, aunque no lo veamos el sigue actuando en nuestra historia de salvación.

Que Dios nos de la gracia de la perseverancia y de estar seguros de que Cristo nos espera al final de esta vida.

Así sea.

Publicado en Sin categoría.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *