Homilía.- Jueves 5 de mayo de 2022.- Catedral San Juan Bautista

La primera lectura de los hechos de los apóstoles nos presenta la invitación del señor a Felipe a que se levante y valla a la misión, a la búsqueda de Dios porque el señor ya lo había llamado. Es importante que hoy nosotros los cristianos descubramos que de una u otra forma somos llamados a comunicar lo que experimentamos, la misericordia de Dios que hemos sentido. En eso consiste la insistencia de Jesús en decir: “Yo soy el pan de vida”, no el pan que alimenta el cuerpo, sino el que alimenta el alma. Habla de la vida después de este tiempo, por eso a los fariseos les costaba entender cuando Jesús les hablaba, porque pensaban que hablaba de esta esta vida en el mundo.Obispo de Jinotega: “no hay garantías necesarias para una elección”

 El don más grande que el Padre nos ha dado es Cristo, porque ha venido para todos. Dios nos ha creado para la vida, pero nos limita que no todos creemos en el Señor a pesar de los signos que podemos ver, por eso es tan importante el don de la fe y profundizarlo a través de los sacramentos como la reconciliación y la eucaristía y preguntarnos: ¿Por qué yo creo que son perdonados mis pecados? Es importante reflexionar ese regalo de Dios. Pensar en cómo Dios a través de Felipe lo bautizó para entrar en la comunidad de los primeros cristianos.

 No podemos ser católicos por tradición, sino porque estamos convencidos del don de la renuncia al mundo que Dios no ha regalado. La lucha contra el demonio y la mentira. Creer por convicción. Por la experiencia que hemos tenido del amor de Dios. Es importante perseverar e ir creciendo en esa comunión con Cristo para que eso nos vaya preparando para la eternidad.

¿Cuántos cristianos han ido a retiro? ¿Cuántos forman parte de grupos en la Iglesia? Y muchos de ellos dicen: “Yo soy cristiano o soy católico por tradición”. Hoy 40 hombres de cursillos de cristiandad están en retiro. Ojalá que eso perdure para siempre porque cuándo el demonio sale de una persona y vuelve al pasado, se vuelve peor.

Muchos bautizados actúan como si nunca han conocido al Señor, el mundo es el enemigo de nosotros mismos. El ego también, pero Dios da lo necesario para perseveran si escuchamos su palabra, esa palabra que nos dice: “Amen”. “Amen como yo los he amado”, “Amen a su prójimo como a ustedes mismos”.

Vivimos en un mundo en el que se habla bonito de derechos humanos, de armonía, de paz. Pero que bonito fuese si lo que habláramos con la boca se transformara en hechos y lo hiciéramos con el corazón. Debemos purificarnos cada día. El Señor no ha dicho: “Si creen en mi tendrán vida eterna”. “Lo que el padre me ha dado no puede perderse”. Esa comunión de vida con el Señor nos hace pasar muchas pruebas, barreras y dificultades. Pero nos debe reconfortar que vamos con la sabiduría de él, con la fuerza que nos da su palabra.

Pidamos pues al Señor la perseverancia de continuar siempre en comunión con él y su palabra.

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