Reflexión del Evangelio de San Marcos 8, 11-13.

Reflexión del Evangelio de San Marcos 8, 11-13.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.

Queridos hermanos, los fariseos le piden una señal a Jesús, con tan solo su presencia, Jesús aprovecha la ocasión para enseñar que los signos, prodigios y milagros no son espectáculos, sino solidaridad, cercanía y compasión con el que sufre.

Todos los milagros realizados por Jesús, le acompañan los signos de fe, y aquí que traigo a memoria algunos signos: cuando se acercó el oficial romano a Jesús, impone las manos a su hija que estaba agonizando, cfr. Mt 8, 5-13, los enfermos que le traían, decían que les permitiese tocar el borde de su manto Cfr. Mt 14, 36; o cuando «Jesús pregunta al ciego, ¿Qué quieres que haga por ti?, que vea» (Mc 10, 51-52) La fe de la mujer cananea, que suplica a Dios, «Señor Hijo de David, ten compasión de mi hija que es atormentada por un demonio» (Mt 15, 21-22).

La fe nos mueve cristiano a pedir a Jesús un milagro, acompañado por acciones próximas, que han de generar confianza, a pesar de estar pasando un mal, confía plenamente en Jesús, todavía hay esperanza. La fe no puede depender de los milagros; al contario los milagros dependen de nuestra fe.

Que descubramos al Señor en las cosas sencillas, la comunidad cristiana convocada a vivir la Palabra de Dios, que podamos confesar a Jesús en la Eucaristía, en los sacramentos, Él ha sido el milagro, reconociéndolo en el débil, el prójimo, en el enfermo, Dios como Padre nos lo dio para que le reconociéramos presente en nuestra historia.

Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación. Que así sea.

Publicado en Reflexión del Evangelio.

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