Homilía Mons. Carlos Enrique Herrera G. Clausura del Congreso Nacional Mariano

Catedral San Juan Bautista-Jinotega

14 de agosto del 2022

Saludos de Paz y Bien en Jesucristo Nuestro Señor carísimos sacerdotes, religiosas, laicos miembros y delegados de las diferentes parroquias, files todos.

En esta Eucaristía damos gracias a Dios por la visita de la Imagen de la Virgen peregrina de Fátima en nuestra diócesis y en toda la provincia eclesiástica de Nicaragua. Ella ha venido para estar con nosotros y quedarse en cada uno de nuestros corazones, en todas aquellas personas que han sentido su cercanía de madre.

Hoy la Iglesia celebra las vísperas de la solemnidad de la asunción de la Santísima Virgen María, cuando al final de su vida terrenal, la Madre de Cristo subió en cuerpo y alma al Cielo, es decir; en la gloria de la vida eterna y en plena comunión con Dios.

La Virgen de Fátima ha peregrinado durante 30 meses en nuestro territorio nacional. Ha acompañado anuestro pueblo marcado de dificultades sociales, económicas y sanitarias, por eso a ella nos dirigimos confiando en su intercesión de Madre para nosotros sus hijos.

Hoy como Diócesis de Jinotega recibimos la imagen peregrina de la Virgen de Fátima y celebramos la clausura de su visita por Nicaragua. Ella ha venido de Portugal a darnos a todos nosotros, un mensaje de paz y esperanza.

Queremos agradecer a los hermanos que acompañaron, resguardaron y custodiaron la imagen de nuestra madre durante la peregrinación   en todas las Diócesis de Nicaragua.

La primera lectura nos dice que «Se abrió en el cielo el santuario de Dios, y apareció en su santuario el arca de su alianza». El texto sagrado nos muestra varios signos como la mujer y el dragón. Signos querepresentan la lucha del bien y el mal. Esto también representa la lucha entre el anuncio del Evangelio y el rechazo del mundo a Dios. Aquí se ve la presencia de Dios en el medio de su pueblo.

La mujer vestida de sol, con los dones de fidelidad y la promesa de llevar a cabo su misión en el mundo de hoy. Esa mujer es la Virgen María, la que llevó en su vientre, el primer sagrario, al hijo eterno de Dios hecho hombre. Jesús nuestro Señor y Salvador.

Este pasaje bíblico indica el papel importante de la realidad de María. Ella fue arca viviente de la alianza. Tuvo y siempre tendrá un extraordinario destino de gloria, porque está tan íntimamente unida a su hijo, a quien acogió en la fe y engendró en la carne; que comparte plenamente su gloria del cielo. Es lo que sugieren las palabras que hemos escuchado: «Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está en cinta. Y dará a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones”. María es al mismo tiempo figura de la asamblea celestial y de la asamblea del pueblo de Dios que camina bajo la luz de Cristo y prefigura la victoria final de la asamblea con Cristo, por él y en él.

En la segunda de lectura del Apóstol San Pablo a los Corintios, nos lanza un poco de luz sobre este misterio de la redención partiendo del hecho central de la historia humana y de nuestra fe, es decir, el hecho de la resurrección de Cristo, que es «la primicia de los que han muerto”. Por este misterio pascual, hemos sido partícipes de su victoria sobre el pecado y sobre la muerte que heredamos de Adán, el primer hombre, el que nos heredó el pecado y la muerte.

Ante esta realidad, todos podemos ver y vivir cada día algo nuevo. Hemos sido incorporados por Cristo resucitado y así la vida de la Resurrección ya está presente en nosotros. El mismo San Pablo dice:«Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo».

El Evangelio nos presenta el cantico del magnifica a María, ella al dar el sí a Dios, inmediatamente después de haber concebido a Jesús por obra del Espíritu Santo, se dirige a visitar a su prima Isabel, también ella milagrosamente a la espera de un hijo. En este encuentro lleno del Espíritu Santo, María expresa su alegría con el cántico del Magníficat, porque ha tomado plena conciencia de las grandes cosas que están ocurriendo en su vida.

El Evangelio de Lucas nos muestra cual es el motivoverdadero de la grandeza de María y de su santidad:la fe, por eso Isabel la saluda con estas palabras: «Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

La fe es el corazón de toda la historia de María. Ella es la creyente, la piadosa. En la historia le pesa la violencia de los prepotentes, el orgullo de los ricos, la arrogancia de los soberbios.  Sin embargo; María cree y proclama que Dios no deja solos a sus hijos, humildes y pobres, sino que los socorre con misericordia, con angustia, derribando a los poderosos de sus tronos, dispersando a los orgullosos en las trampas de sus corazones.  Ésta es la fe de nuestra Madre.

El magníficat, nos permite vislumbrar el sentido de la vivencia de María: si la misericordia del Señor es el motor de la historia de la salvación. “El poderoso ha hecho grandes cosas, su nombre es santo”. Nuestra vida, vista a la luz de María asunta al Cielo, no deber ser un errar sin rumbo, sino una peregrinación que aún con todas sus incertidumbres y sufrimientos, tiene una meta segura: la casa de nuestro Padre y el perdón de nuestros pecados. Llegar a la casa de nuestro padreque siempre nos espera con amor.  

Confiemos siempre en Dios que hace resplandecer «para su pueblo, todavía peregrino sobre la tierra, un signo de consuelo y de segura esperanza».  Aquel signo tiene un rostro, un nombre: el rostro radiante de la Madre del Señor, el nombre bendito de María, la llena de gracia. Bendita porque ella creyó en la palabra del Señor. María es ¡La gran creyente! y como miembros de la Iglesia, estamos destinados a compartir la gloria de nuestra Madre porque gracias a Dios también nosotros creemos en el sacrificio de Cristo en la cruz y también creemos que mediante el Bautismo somos insertados en este misterio de salvación.

En cuanto a las apariciones, las seis apariciones de la Virgen de Fátima se inician y finalizan con un mismo mensaje: en la primera aparición, hace referencia a reparar los pecados con que Dios es ofendido y en la sexta y última aparición, nos pide que no ofendamosmás a Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.   También dijo: Reparad los crímenes y consolad a vuestro Dios. Y, ¿Cómo podemos consolar a Dios? Cumpliendo sus mandamientos, consagrándonos al corazón Inmaculado de la Virgen de Fátima y como lesdijo a los pastorcitos: Rezad, rezad mucho y haced sacrificio por los pecadores.

Queridos hermanos, contemplemos a María elevada al cielo. Renovemos nuestra fe y celebremos la fiesta de la alegría: Dios vence. La fe, aparentemente débil, es la verdadera fuerza del mundo. El amor siempre es más fuerte que el odio. Y digamos con Isabel: “Bendita tú eres entre todas las mujeres“. Te invocamos con toda la Iglesia: Santa María, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

“Quien confía en María nunca se sentirá defraudado”.

Sagrado Corazón María ruega por nosotros.

Así sea.

Publicado en Homilía y etiquetado .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *