Reflexión del Evangelio del día Jn 13, 10-17

Reflexión del Evangelio del día Jn 13, 10-17. XXX Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.

El Evangelio de este día, vemos a Jesús en la sinagoga realizando un milagro, concretamente una mujer que llevaba más de 18 años encorvada. El bien que Jesús había hecho en la mujer, surge el escándalo por parte de los judíos, por no haber cumplido la observancia del sábado.

Apropósito de este evangelio, me gustaría reflexionar tres puntos:

Crédito imagen: MCC, Diócesis de Cartagena.

El primero, el sentido del sábado para los judíos, según el libro del Génesis, Dios después de haber hecho toda la creación descansó el día séptimo, es decir el sábado, cfr. Gen 2, 2–3.  También, el libro del éxodo el Dios en el monte Sinaí  le dice a Moisés, recuerda el día sábado es para santificarlo, durante seis días trabajarás, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado el Señor Dios. Cfr.  Ex 20, 8, Ex 31, 12–13, 16.

El sábado es un día sagrado para los judíos, pero no una norma caprichosa sino está al servicio de la vida para quien ama a Dios.

Segundo, Dios dirige su mirada a esta mujer enferma, una obra de caridad y misericordia, imagínate más de 18 años con esta enfermedad, encorvada donde no ha podido contemplar el ambiente en el que vive, hasta que llegó el momento que Jesús al vela le dice: «Mujer quedas libre de tu enfermedad» realmente esto era digno de alabar a Dios, sin embargo, entre los suyos surge inconformidad, para Jesús era necesario liberar a esta mujer de una atadura que había durado acompañado años, ¿no era bueno desatarle de esa atadura, aun en día sábado?

Tercero, el amor de Dios no tiene límites. Es increíble como el amor de Dios es tan grande en la que no existe límite, ni condiciones; Él actúa en favor del necesitado. La mujer curada, glorifica a Dios, y aquí el sentido del amor de Dios, Jesús no transgrede la ley sino que le darle cumplimiento, Dios que quiere el bien del hombre, por eso Jesús afirma en otro pasaje: «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado» (Mc 2, 27).

El culto verdadero a Dios está en amar a los hermanos, Dios nos conceda dirigir nuestra mirada al prójimo, al pobre, al indefenso y el humilde. Que podamos a mar al mismo Cristo en el hermano más necesitado.

Reflexión del Evangelio de Lucas 11, 29-32.

Reflexión del Evangelio de Lucas 11, 29-32. Lunes XXVIII Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón R.       Crédito foto. Padre Lucas de Paula A. CM

Queridos hermanos, en este día reflexionaré con ustedes tres condiciones para comprender mejor  el evangelio: el profeta elegido por Dios, la salvación del que suplica misericordia y la fe para entender y comprender los signos de Dios.

El profeta elegido por Dios. Dios ha elegido a los profetas para anunciar la salvación y denunciar las injusticias en la que se amplía el mensaje de salvación a todos los corazones. Cuyo objetivo es anunciar, que Cristo está en los que llevan su Palabra, que ha de ser escuchada y llevada a la práctica por sus oyentes.

La salvación del que suplica misericordia. Dios concede misericordia a los contritos  y humildes de corazón, cfr. Salmo 51, 17. Fue por medio del Profeta Jonás, que Dios manifestó a los Ninivitas su arrepentimiento genuino. A pesar de ser paganos, reconocieron al Dios de Israel, como Aquel que estaba por encima de todos los dioses. Se arrepintieron, cambiaron de conducta, ayunaron con la esperanza que Dios los perdonará y que revertiera la sentencia de muerte.

La fe. La fe es el signo que le vamos a pedir a Dios que nos dé en este día, para creer en su Palabra. Todo lo que Dios ha hecho en nuestra vida son signos de su amor, los milagros y signos de Jesús suponen una actitud de fe, porque es solo desde ella como el creyente puede descubrir y entender la vida divina.

Jesús utiliza la palabra “perversa”,  refiriéndose a aquellas personas, que jamás han descubierto la acción divina en Jesús, en sus palabras y signos porque están llenos de sí mismo y no han dejado el mínimo espacio para Dios.

Que Dios nos conceda la gracia de ver sus signos, y podamos participar de su vida divina, sobre todo le pedimos nos de la conversión de nuestro corazón. ¡Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación!

Reflexión del Evangelio del día Lucas 9, 46-50.

Lunes 26 de septiembre de 2022.

Reflexión del Evangelio del día Lucas 9, 46-50. XXVI Semana del Tiempo Ordinario.

Por el Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz, Pastoral de Medios de Comunicación-Diócesis de Jinotega.

Queridos hermanos, quién es el más importante entre nosotros. En qué estamos dedicando nuestro tiempo,  hemos tenido la oportunidad de aprovechar los momentos ordinarios en la vida cotidiana para hablar a otras personas, quién es  la persona más importante en nuestra.

Vemos el Evangelio como los discípulos discuten entre sí, quién es el más importante ellos, una cuestión que a mi juicio pareciera ser ilógica sabiendo que el más importante entre ellos es Jesús, Él es el más importante entre nosotros. El Reino de Dios Lucas campara con la actitud de un niño, “el que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado”.

Los niños suelen ser muy sinceros, humildes y sencillos de corazón, actitudes propias para aquel quien desea acoger a Jesús en su vida, es Él quien nos invita seguir este ideal, «El más pequeño entre nosotros ese es el más importante», algo que no tenemos todas las personas.

Pidámosle a Dios, nos conceda hablar de Él, pues Jesús ha sido la persona más importante en nuestra vida, quien nos ha dado la salvación, comuniquemos a otros su presencia entre nosotros, en el trabajo, la escuela, la empresa, en la familia etc. Estamos invitados a dar testimonio de la fe, que recibimos el día de nuestro bautismo, seamos luz en las tinieblas, no nos avergüéncenos de lo que Dios ha hecho en nuestra vida, Él vino a darnos la salvación  y que todos creyeran en Él.

Les recuerdo, Jesús es el más importante en su vida. El tiempo que nos da Dios, sea aprovechado para hablar a otros de los prodigios que Dios por medio de su Hijo Jesucristo ha hecho en nuestra vida. ¡Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación!.

Reflexión del Evangelio de Lc 8, 16-18.

Lunes 19 de septiembre de 2022.

Reflexión del Evangelio de Lc 8, 16-18. XXV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Padre Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.

Queridos hermanos, la luz del Evangelio y la fe es dada para comunicarla y compartirla. Todos como cristianos, recibimos la fe y los sacramentos para ser partícipe de la vida en Cristo, en la familia, la Iglesia y la sociedad. Hay fieles que se acercan a recibir los sacramentos por salir de una obligación, por tradición u compromiso, y luego terminan abandonando la fe.

¿Dónde está la gracia que un día recibí en el bautismo? ¿Hemos sido luz para otros? El Señor que nos conoce y quiere lo mejor por sus hijos, nunca se va a cansar de llamarnos para que nos integremos a la vida de gracia, pero, es nuestra la decisión acoger la luz de Cristo, o esconderla la luz, dejando que se apague la llama del amor (Cristo).

Todos los cristianos estamos invitados a ser luz para los demás, cada uno debe alumbrar a otros para que alcancen el conocimiento de la verdad, signo de la presencia de Dios entre los hombres. Los fieles pueden ser luz en medio de este mundo de tinieblas, tendríamos que ser personas que iluminemos a otros, con la Palabra de Dios, con el ejemplo y  el testimonio de vida, llevemos esta luz para que podemos iluminar a otros; cada uno desde su estado de vida puede ser luz, recuerde que la luz de es un regalo que hemos recibido de Jesucristo.

Mientras haya alguien, que pueda hacer algo para recuperar la luz no todo está perdido. Cristo vence en las tinieblas. Hay que luchar para que otros alcancen la luz, la Palabra de Dios, el día de nuestro bautismo recibimos la fe, y nos dieron esta luz,  debemos cuidar hasta el final de los tiempo, para salir al encuentro de Dios con todos los santos.

¿Quieres ser luz para los demás? Le gustaría ser una lámpara encendida o una lámpara apagada. Seamos lámpara encendida, precisamente Dios, Él nos da esta luz, seamos luz en el mundo de hoy, que otros puedan llegar a conocer a Cristo, luz del mundo. Para bien de la Iglesia y nuestra propia salvación.

Reflexión del Evangelio de San Lucas 7, 1-10.

Lunes 12 de septiembre de 2022.

XXIV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Reflexión del Evangelio de San Lucas 7, 1-10. Por el Pbro. Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz. Pastoral de Medios de Comunicación Diócesis de Jinotega.

Queridos hermanos, el Evangelio de este día, Jesús nos muestra la fe y misericordia de Dios, designios de Él concede a todos aquellos que le buscan con sincero corazón.

En la vida todos pasamos dificultades muy diversas, y casi nadie esta preparados para enfrentar este tipo de circunstancias tales como: la muerte de un ser querido, enfrentar un problema financiero, acompañar una persona una enfermedad etc. Estas situaciones son difíciles, caóticas y quien las vive tiene que buscar medios para encontrar una solución si es que lo hay, si no lo único que nos queda es aceptar la voluntad de Dios.

Ejemplo de ello, este oficial romano, confía plenamente en Dios, está convencido que Jesús puede hacer algo por el criado que está en cama, le basta con tener fe y confianza en el Señor. La fe de este soldado se compone de humildad y de confianza: ambas actitudes lo hacen no sólo abierto al don que va a recibir, sino también a la comunidad de los discípulos de Jesús. El oficial Romano replicó: “Señor, yo no soy digno que entres en mi casa, con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano”.

Este soldado entiende muy bien su oficio, lo único que desea es que haga algo “Señor yo también vivo bajo disciplina y tengo saldados a mis órdenes; cuando le digo a uno ¡Ve! Él va; al otro: ¡Ven!, y viene; a mi criado ¡Haz esto! y lo hace”. Por su puesto, el Señor sabe lo que nos hace falta, por la gran fe de este soldado, el Señor le concede el milagro, “que se cumpla lo que tú has dicho”.

El mismo Señor nos dice: crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en la oración y lo obtendrán. Mc 11, 24. Sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Él, tiene que creer que existe y que recompensa a quien lo busca. Cfr. Hbr. 11. 6. Dios nos conceda la fe, para ver los prodigios que Dios hace en sus hijos.