Reflexión del Evangelio Mt 20, 17-28

Miércoles 16 de marzo de 2022. Ciclo C.
II Semana de Cuaresma.


Pbro. Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz.


Queridos hermanos, el Evangelio nos muestra el camino de la cruz, el vía crucis nos ayuda a entender y vivir mejor el misterio de la Pascua. Jesús peregrino, sube a Jerusalén la ciudad santa, perfectamente consciente del final de su camino humano y por tercera vez predice a sus discípulos la pasión.
Los discípulos no están preparados para escuchar estas palabras, sin embargo Jesús, sabe explicar lo que le espera: «El Hijo del hombre va hacer entregado a los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, lo condenaran a muerte, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer día resucitará» (Mt 21, 17-19). No es nada fácil lo que le espera a Jesús, pero Dios Padre así lo quiso, para darnos la salvación a todos.
¿Cuál es nuestro deseo en este tiempo de cuaresma? El Señor nos invita a presentarle las peticiones con humildad, no con exigencias sino acogiendo la voluntad del Padre. Hemos escuchado como una madre de dos de sus apóstoles, le pide un favor: «Manda que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando tú reines» (vv. 20-21). No ignoremos y pasamos desapercibidos los designios de Dios y la voluntad del Padre, no se trata solo de pedir sino de hacer algo en beneficio de una causa justa.
Por ello, «Jesús es claro y le dice: ese lugar es quienes el Padre lo tiene reservado» (vv.23). Quien desee los puestos más importantes en el Reino debe, como él, estar dispuesto a perdonar el pecado del mundo. Éste es el único privilegio que él puede conceder. «Recordemos que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate de todos» (vv.28).
Señor, tu sabes lo que necesito, dame lo que quieras y cuando quieras. Gracias Señor, por estar en todo momento, te amo. «Para el bien de las almas y nuestra propia salvación» Amén.
¡Bendiciones a todos!

Reflexión del Evangelio del día

Martes 15 de marzo de 2022. Ciclo C

II Semana de Cuaresma

Pbro. Asdrubal de Jesús Ruiz

Queridos Zeledón hermanos, reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre y de Jesucristo el Señor (Fil 1, 2).

En el Evangelio de hoy, Jesús se dirige a la multitud y a sus discípulos con una doble enseñanza: la incoherencia de vida y la ostentación y vanagloria de los escribas y fariseos.

Jesús inicia su mensaje con una advertencia: «Hagan lo que ellos predican, pero no imiten las obras de su vida» (Mt 23, 3). Estos eran expertos en hablar de una manera y vivían de otra. El testimonio es importante en la vida del cristiano, para los maestros de la ley y los fariseos su vida y testimonio queda en descubierto ante la comunidad, la incoherencia de su existencia.

Jesús señalará: «colocan cargas pesadas a otros (mandatos y preceptos), pero ellos, no están dispuestos a cargar ni con uno solo dedos de su mano, las cargas imposibles en las espaldas y en los hombros de los demás» (vv.4). Por último, Jesús termina afirmando: todo lo hacen los fariseos por vanidad y apariencia, para que la gente los vea y sean reconocidos.

Todos corremos el riesgo de ostentar títulos honoríficos para ser reconocidos en la sociedad. Hay cosas que son más importante en la vida, hacer el bien al hermano, cuidar de los más indefenso en la sociedad, velar por el bien común de todos, te aseguro que esto, sí agradará al Señor, que andar buscando títulos honorables que sólo le pertenecen a Dios Padre, el gran padre, el gran maestro, el gran guía de todos, es el Padre Dios.

Por encima de todo, el respeto seguirá siendo esencial en la comunidad, en la Iglesia y la sociedad. Esta es la máxima expresión de su mensaje, siendo uno de los grandes ejes de la vida cristiana. «Que el mayor entre ustedes, sea el servidor de todos». Que en la vida cotidiana, evitemos la ostentación y la falsedad, a fin de dar un auténtico y humilde testimonio de fe. ¡Para bien de las almas y nuestra propia salvación! Que así sea.

Dios les bendiga a todos.

Reflexión del Evangelio de Lc 6,36-38

Lunes 14 de marzo de 2022

Ciclo C

II Semana de Cuaresma

Pbro. Asdrubal de Jesús Zeledón Ruiz

Queridos hermanos, una vez más Jesús muestra sus discípulos su enseñanza por medio de  la Sagrada Escritura, «una fe que nace de la escucha obediencia» (Rom 10,17), y se lleva a la práctica en la fidelidad del seguimiento.

El Evangelio de este día, nos habla de la imitación del Padre en términos de misericordia, por así decirlo estamos invitados a la perfección. Por tanto, «sed perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5, 48). Ahora bien, ¿Cómo hay que practicar en concreto esta misericordia? Nos sentimos preparados para actuar como Dios actúa. Hay que ser sinceros, cuesta mucho tratar bien a los demás, sin embargo Jesús nos invita «Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes» (Mt 7, 12-14).

El texto sagrado nos indica el verdadero protagonismo del Padre. «No juzguéis, no condenéis, perdonad, dad, y se os dará: Dios os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás». Este es el actuar de Dios, ojalá sea llevado a la práctica en nuestra vida diaria. En sí, ésta es la misericordia que usa el Padre con nosotros, y la usará plenamente.

Sólo quien tiene el corazón abierto a Dios y ha experimentado la compasión y el perdón en su vida, es capaz de actuar guiado por esos sentimientos. Señor Jesús, ayúdame a mirar al mundo con tu amor de Padre. ¡Para bien de las almas y nuestra propia salvación! Que así sea.

¡Dios les bendiga a todos!

Reflexión del Evangelio del día Mt 5, 43-48

Sábado 12 de marzo de 2022.  I Semana de cuaresma Ciclo C.

Autor: Pbro. Asdrubal de Jesús Zeledón R

Queridos hermanos, la Palabra de Dios, debe ocupar un lugar fundamental en la vida del cristiano. Una vez más, Jesús se dirige a sus discípulos a entrar en el dinamismo que da vida al cristiano. «Ama a tus enemigos y ruega por los que te persiguen» (Mt 5, 44).

Jesús, con estas palabras nos muestra su enseñanza y da cumplimiento del mandamiento de la ley de Dios, ama a tu prójimo y prohíbe la venganza contra el enemigo. Un cristiano no debe dar lugar al odio en su corazón. Humanamente es difícil amar a quien te hizo un mal, sin embargo, Dios nos invita a ser humilde para perdonar al pecador.

¿Qué nos pide Jesús en este día? Jesús nos pide una caridad sin condiciones, una oración que abarque a todos, hasta los que nos hacen sufrir. Imagínate, cuanto nos exige Jesús. No es fácil aceptar la Palabra, ésta se debe vivir y dar testimonio. Para el cristiano, lo fundamental es el amor gratuito que recibe de un Dios, que es Padre y quiere el bien para sus discípulos (hijos).

Está en nuestro alcance, cumplir esta invitación propuesta por Jesús, amar a aquel que no nos ama. Esto es lo que distingue al discípulo de Cristo de los paganos y pecadores. «Porque si amán a los que los aman, qué mérito tiene» (vv. 46). En alguna ocasión, he dicho a mis fieles, «¿qué ganas con odiar a tu enemigo?». Este no es el actuar de Dios, la expresión del amor de Jesús, lo lleva perdonar a quienes le ultrajaron; y dirigiéndose al Padre dice: «Padre perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34).

¿Estás dispuesto a perdonar? Que esta sea nuestra invitación. Hagamos propias las palabras del Padre nuestro «perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende…» (Lc 11, 2-4). Hay que rezar por nuestros enemigos, recuerda por tu oración éste puedes alcanzar el perdón y la santidad. Así, podemos hacer nuestras las palabras del Señor, sed perfectos como nuestro Padre del cielo. ¡Todo para el bien de las almas y nuestra propia salvación! Que así sea.

Que Dios les bendiga a todos.

 

Evangelio de hoy

Del santo Evangelio según san Marcos: 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que él quiso, y ellos lo siguieron. Constituyó a doce para que se quedaran con él, para mandados a predicar y para que tuvieran el poder de expulsar a los demonios. Constituyó entonces a los Doce: a Simón, al cual le impuso el nombre de Pedro; después, a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, a quienes dio el nombre de Boanergues, es decir hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y a Judas Iscariote, que después lo traicionó.Palabra del Señor